Tengo siempre varios temas en borrador para ir añadiendo al blog semanalmente, y este es uno de los que tenía desde hace más tiempo. Como buen ingeniero, me cuesta menos desarrollar los temas que tienen que ver con algo cuantitativo y que puede medirse (evolución de la cartera, herramientas que utilizo, en qué invierto…) que otros temas más cualitativos como éste.
Ya he comentado que alcanzar la independencia no es fácil desde el punto de vista económico: Se necesitan muchos años, tasas de ahorro altas, constancia, cierta dosis de suerte… Es posible que no se alcance, pero ¿y si sí? ¿Estoy preparado para ello? Tengo un plan de desinversión para cuando llegue el momento, pero ¿qué voy a hacer en mi día a día cuando pueda dejar de trabajar?
Tengo más de 50 años, y en las conversaciones con mis amigos sale esporádicamente el tema de la jubilación: La mayoría lo ven como algo muy lejano, pero yo, al menos teóricamente, tengo ya en mi horizonte la fecha en la que podría dejar de trabajar. ¿Debería hacerlo? Parece lo lógico, es lo que la mayoría deseamos: Llegar a la jubilación para cobrar sin trabajar, levantarnos cuando queremos, tener más tiempo libre… Por otro lado me parece un cambio vital muy importante: Durante muchos años hemos establecido una rutina que nos da seguridad, un cierto \»estatus\» , relaciones laborales que a veces se han convertido en amistades o incluso en relaciones sentimentales…
De repente, de un día para otro, eso cambia: Dejas de ser Pepito el ingeniero y pasas a ser Pepito el jubilado, o retirado: Sí, ya no tienes que madrugar, ni aguantar a tu jefe o a algún compañero pesado, ya no tienes por qué hacer tareas absurdas si no quieres… Puedes comer a la hora que quieras, hacer lo que te apetezca, quedar con quien quieras, dedicarte a ese hobby para el que no tenías tiempo… Parece un mundo ideal, ¿no?
Cada persona es un mundo, y no todos reaccionaremos igual ante un cambio drástico en nuestra vida como éste: en principio no parece que debiera haber ningún problema: ¿Qué tiene de malo dejar de tener obligaciones y tener tiempo libre para hacer lo que nos apetezca? Pues evidentemente nada, pero la mente humana es muy compleja, y en general las personas que se jubilan pasan por cuatro fases:
- Luna de miel: En esta fase estamos de vacaciones perpetuas, hacemos muchos planes y nos ponemos unas expectativas muy altas.
- Desencanto: Nos damos cuenta de que las cosas no son como esperábamos, como por ejemplo que la pensión es menor que lo que cobrábamos hasta ahora, que no podemos hacer todo lo que habíamos pensado, nostalgia de ciertos aspectos de nuestro trabajo anterior, cambios en nuestras relaciones personales, enfrentarnos a nuestro nuevo yo…
- Reorientación: Nos vemos a obligados a buscar nuevas formas de pasar el tiempo más adaptadas a nuestra nueva realidad.
- Estabilización: No queda otra opción que adaptarse y aceptar las nuevas circunstancias.
En mi caso, me planteo dejar de trabajar si alcanzo la independencia financiera: Aunque en general me gusta mi trabajo, tengo una sensación constante de falta de tiempo para mi vida personal. No es que trabaje más horas de lo normal, es que lo \»normal\» me parecen demasiadas horas para compatibilizarlas con el estilo de vida que me gustaría llevar. Otro inconveniente de mi trabajo son los horarios poco flexibles: Hay que estar disponible para los clientes, y en mi caso eso hace que tenga que estar trabajando en un horario que no es el que más me gustaría. Por último, tenemos un día de teletrabajo a la semana, lo que está bien; pero me ha hecho darme cuenta de que podría hacer lo mismo que hago ahora solo que trabajando todos los días desde casa. En resumen: No me importaría seguir trabajando, pero en las condiciones que yo elija: Horario flexible y más reducido y teletrabajo el 100% del tiempo. Cuando llegue el momento de tomar la decisión, se lo plantearé a la empresa: No pierdo nada por probarlo, pero sinceramente veo poco probable que lo acepten.
¿Qué haré cuando deje de trabajar? Pues como ya he comentado, poder seguir los horarios que a mí me apetezca; en mi caso, eso no va a suponer acostarme y levantarme tarde: Me gusta despertarme temprano, pero no parar ir a trabajar: Dependiendo del clima, quizás aprovecharía las primeras horas de la mañana para salir a pasear un rato, cerca de mi casa o a dar una vuelta por algún monte cercano. Otros día quizás estaría un rato con el ordenador, leyendo blogs, viendo algún video que me interese en Youtube, escribiendo algo en el blog… A mi mujer le gusta levantarse tarde, así que después desayunaría con ella, daríamos un paseo, prepararía la comida, haría algunas tareas en la casa… Después de comer, no me gusta quedarme quieto, así que quizás saldría a pasear o estaría un rato con el ordenador o leyendo, dependiendo de lo que hubiera hecho por la mañana. Ya a media tarde, daría un otro paseo con mi mujer, tomaríamos algo por ahí… O quizás nos quedáramos en casa viendo alguna serie. Después, cenar y ver un rato alguna serie, película… También suelo aprovechar un rato antes de dormir para leer un poco. Ya veis que no me planteo nada extraordinario, pero no creo que tenga mucho tiempo para aburrirme.
Aparte de esto, dedicaría más tiempo a relaciones sociales, que es algo que tengo descuidado: No solo en actividades con amigos, sino también con la familia. La falta de tiempo, no solo por nuestra parte sino también por la de los que nos rodean, hace que muchas veces no podamos compartir tanto tiempo con ellos como nos gustaría. Al menos por mi parte, con más tiempo disponible, haré todo lo posible para dedicarles toda la atención que merecen.
También he hablado antes sobre aprovechar el tiempo extra para otras aficiones: En mi caso ya he dicho varias: Pasear, leer, ver series o películas, el blog… Pero hay muchas otras actividades que me he planteado en el pasado y a las que incluso dediqué tiempo en momentos puntuales, pero con las que no continué por falta de tiempo: Desde algún voluntariado, pasando por estudiar algo que me interese (aunque cada vez veo con más reticencia la formación reglada), construir maquetas, bricolaje, programación, montar circuitos electrónicos, mountain bike… Las posibilidades son infinitas y teniendo más tiempo libre, creo que podría dedicar algo de tiempo todas las semanas a varias de estas actividades.
La mayoría de lo que he planteado hasta ahora puede ser bastante barato o incluso gratis, así que no supondría un gran impacto en mi presupuesto, pero hay otra afición que sí que podría afectarle seriamente: Viajar. Aunque en mi presupuesto tengo reservada una parte para viajes, esa cantidad está basada en mis gastos actuales, con el tiempo del que dispongo, más una pequeña cantidad. Con más tiempo libre, las posibilidades de viajar aumentan exponencialmente, pero desgraciadamente el presupuesto no puede aumentar al mismo ritmo. Sí que me planteo algún viaje puntual más largo cuando me retire, pero no creo que sea sostenible hacerlo todos los años. También dependerá un poco de cómo me vaya económicamente en los primeros años de retiro: Si tengo la mala suerte de que coincida con una crisis económica, tendré que reducir ligeramente mi presupuesto, y tendré que ajustar mis viajes a ese presupuesto; pero si todo va de acuerdo al plan, los viajes puntuales los «financiaré» con mi cartera de ahorro a medio plazo.
En resumen: Creo que definir si nos retiramos de algo o para algo es un tema muy personal que cada uno tiene que valorar. En mi caso, tengo claro que mi prioridad no es dejar de trabajar, pero el trabajo me dificulta conseguir algunos de mis objetivos. Si alcanzo la independencia financiera, tendré que decidir si sigo trabajando en las mismas condiciones, si intento negociar con la empresa adaptar la jornada a mis necesidades o si me retiro. Si sigo trabajando, también me plantearía la vida de otra manera: Rebajaría mi tasa de ahorro y podría dedicar más dinero, y espero que tiempo, a mis aficiones. Y si dejo el trabajo, seguiré el plan que he descrito en esta entrada del blog. En cualquier caso, será un win-win, y espero que contribuya a mejorar mi felicidad y la de los que me rodean.
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